¿Eres un empleado? o ¿Eres un artista?

La respuesta a esta pregunta pareciera ser bien obvia, pero como dicen en mi tierra no todo lo que brilla es oro, ni lo prieto morcilla. Otro día les explico lo de la morcilla, el punto del refrán es que no todo lo que parece obvio, realmente lo es. Por esa razón, dame un poco más de tu atención para explicar esto del ser empleado o ser artista.

Si vivieras en una isla donde siembran caña de azúcar y tuvieras la única máquina capaz de extraer el jugo de la caña ¿Quién tendría el poder? Pues en este caso, obviamente serias tú. El que sembró la caña, te la tiene que vender a ti, porque no hay nadie más con la susodicha maquinita en la isla. Lo que quiere decir que tú le vas a pagar lo menos posible y luego vas vender al precio más alto que puedas.

El modelo tradicional

Ahora bien, si de momento llegaran  cuatro personas más con la misma maquinita a la isla. ¿Qué pasaría con el poder? Pues, el poder cambiaria de manos. El poder pasaría al consumidor, al que no le importa a quien le compra el juguito de la azúcar. A él solo le importa comprar barato. Esto te forzaría a vender tu producto a un precio más barato, para poder competir con los demás.

Pero, si de las cinco personas que tienen la dichosa maquinita de procesar el azúcar, una decide dejar de procesar el azúcar de forma común. Comienza a tratar mejor a los agricultores y los anima a no usar pesticidas. Casi por arte de magia, ahora, la suya es azúcar orgánica.

No solo eso, también decide trata mejor a sus clientes, les entrega el producto a tiempo y lo hace en una envoltura más conveniente. Él, no solo invierte en mejores formas de procesar la caña de azúcar sino que busca nuevos usos para ella. Por otro lado, establece relaciones con personas a quienes les gusta la caña de azúcar, con los dueños de restaurantes y con los chefs de su área. Junto con todos ellos logra desarrollar mejores usos para su caña de azúcar orgánica y por esta razón están dispuestos a pagar más por ella.

Ahora ¿Quién es el que gana? Obviamente, el que gana es el consumidor, también ganan los agricultores que siembran la caña orgánica. Y por último, gana el hombre que se ha convertido en un artista de las maquinas que procesan la caña de azúcar. Esto es el futuro de tu trabajo.

Comienza a crear arte

El tiempo en que un sindicato cuidaba de ti y por ende podías trabajar en una compañía durante 40 años ya ha pasado. Las compañías que van a cuidar de ti hasta el momento de tu retiro ya pasaron. Ahora eres tú junto con tu creatividad quien tiene que cuidar de ti mismo. Este es el proceso de crear arte.

Ahora, solo el tener el trabajo no es suficiente. Hay maquinas que podrían hacer el mismo trabajo que tú. Si eso no fuera suficiente, también hay millones de personas en otros países dispuestos a hacer lo que haces y por mucho menos. Lo que va a hacer la diferencia en el futuro es tu creatividad. Cuanta creatividad usas para hacer crecer tu posición, crear mercado, mejorar lo que otros hacen, en esencia volverte indispensable.

El volverte indispensable es donde reside la seguridad de empleo. Aun si la compañía en la que trabajas cerrara, la competencia podría contratarte, si es que dominas el mercado. O en el peor de los casos comienzas tu propia compañía mejorando lo que otros están haciendo. El punto es usar tu creatividad para mejorar, no solo tu trabajo, pero aun todo el mercado. Haciendo esto vas a dejar de ser empleado y te vas a convertir en un artista.

¿Cuándo fue la última vez que creaste o mejoraste algo en tu trabajo?

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