Cuando haces lo que disfrutas, no le temes a la crítica
Uno de mis clientes tenía una gran necesidad de unos trabajos escritos. Como ya he dicho en otras ocasiones a mi no me gusta escribir, pero si me gusta el proceso de haber escrito. Por esa razón cuando este cliente expresó la necesidad que tenia, yo me ofrecí a ayudarle. Claro, ayudó mucho el saber que pagaría por cada artículo.
Lo interesante es que en ese momento había más de 12 personas en el lugar y de todos, el único que estaba emocionado era yo. Yo estaba viendo cuánto dinero podía hacer en poco tiempo. Digamos que como mucho me tomara una hora de mi tiempo el escribir el artículo, yo vi la cantidad de dinero que pagaría por artículo y la convertí en horas de trabajo. El cálculo no estuvo nada mal por un escrito.
El miedo que paraliza
Pero una vez más, nadie más estaba tan emocionado por esto como yo. Luego descubrí que la razón principal por la que nadie más quería escribir era porque le tenían miedo a la crítica. Este cliente es una persona muy exigente y no con mucho tacto (una combinación muy toxica), pero tiene un buen corazón.
El miedo a la crítica paralizó a más de uno de los que estaban en esa reunión. De hecho uno de ellos se acercó a mí después de que criticaron mi primer escrito y me comentó que él no estaba dispuesto a que lo criticaran de esa forma. Pero lo más interesante es que a mí me pareció muy acertada la crítica. Era lo primero que escribía para este cliente y realmente no tenía una idea muy clara de lo que él buscaba. Esta crítica me mostró en que debía concentrarme y abrió la puerta para que aceptaran mi trabajo.
Trabajo aceptado, trabajo pagado
En este momento mi trabajo ya no es cuestionado, de hecho he logrado una afinidad con el dibujante de la compañía de tal manera que juntos logramos producir un buen producto, en corto tiempo. Un par de meses después este cliente ya ni siquiera lee lo que escribo, solamente escanea muy rápidamente la idea general y aprueba que me paguen.
Y mejor todavía, como prácticamente nadie mas estaba produciendo lo que él quería, el mes pasado decidió comenzar a pagarme $50 más de lo acordado por escrito. Todo esto por no haber tenido miedo a que me criticaran, por estar dispuesto a escuchar y el buscar solucionar el problema de otra persona.
Solo como referencia cada post que pongo en mi blog, me toma cerca de una hora y media en producir. Comenzando por escoger el tema, hasta leer acerca de él y eventualmente escribirlo. Normalmente trato de mantener los escritos de mi blog entre 350 y 600 palabras. Ahora bien, para estos otros artículos me dan el tema, solo tengo que describir situaciones que me presentan y no puedo escribir más de 200 palabras. Eso señores, es una ganga.
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