Sal de todas tus deudas
Hay personas que por tener la mentalidad de que la ultima la paga el diablo, le entran parejito a todo. Son como el gobierno federal, no discriminan por raza, credo político, religión, etc. Para ellos no hay una deuda mala. Pero estos son la minoría, normalmente la gente no planea endeudarse y el proceso ocurre casi sin que te des cuenta.
De hecho, la familia promedio en los Estados Unidos gasta aproximadamente $6,000 anuales más de los gana. El primer año esos $6,000 son fáciles de enfrentar. Es más, muchas veces ni te das cuenta de que están ahí. Pero, normalmente para el año cuatro o cinco la bomba explota.
Y el problema está en que es un proceso lento, pero seguro. Gastas unos cinco o diez dólares mas el día de hoy y mañana, enjuague y repita. Esto de forma constante y unos años después se escucha el proverbial “¿A dónde se fue el dinero? O todavía mejor ¿En que estas gastando tanto mujer? Porque la culpa siempre tiene que ser de alguien más, pero ya me desvié del tema.
El punto es que muchas veces la deuda llega de forma no intencional y muy sigilosamente. La buena noticia es que la deuda puede desaparecer, no como por arte de magia, sino de la misma forma en que aparece. Tan sencillo como cinco o diez dólares por aquí, cinco o diez por dólares allá.
Cuando mi esposa y yo decidimos salir de deudas, comenzamos de forma radical cortamos gastos hasta que ya no había de donde cortar. Y luego cortamos un poco más. Eso lo hicimos no por gusto, sino por la crisis que estábamos enfrentando.
Lo interesante ha sido que en este proceso hemos tenido que hacer cambios en varias ocasiones, porque es muy fácil regresar a los viejos hábitos. Ahí, es donde el tener un plan lo cambia todo.
Decide salir de deudas y ten un plan escrito. El tener el plan escrito va a ser como un mapa, para que cuando te desvíes un poco del camino, puedas saber cómo regresar. La última semana del mes escribes cuánto dinero vas a recibir el próximo mes y distribuyes ese dinero entre todos los gastos que tienes para el mes.
Cada dólar tiene un destino. De esa manera eliminas la pregunta de ¿A donde se fue el dinero?
