Tú paga lo tuyo, yo pago lo mío
Esta es la forma en que muchas parejas manejan su dinero. Y créanme cuando les digo que es mucho más común de lo que pensamos. Ambas partes de la pareja trabajan, cada quien gana su propio dinero. Es muy probable que ambos hayan trabajado fuera de la casa desde antes de casarse y estén acostumbrados a dos estilos diferentes de manejar el dinero. Entonces, como es mi dinero yo lo administro y lo gasto como quiero, no necesito que nadie más me diga cómo gastar lo que es mío. Es muy probable que nunca lo expresemos de esta manera, pero la verdad es que ese es el sentimiento detrás de esta acción, aunque lo adornemos con palabras bonitas.
Esta forma de manejar el dinero no fomenta la comunicación entre la pareja. Al momento de tener que tomar una decisión financiera importante es probable que se dé una dinámica parecida a esta: Pánfilo, tienes dinero en tu cuenta de ahorros para cubrir este pago. No Pánfila, lo gaste todo durante el verano cuando compré mi televisor plasma de 327 pulgadas, con efecto de tres dimensiones y que hasta te permite oler lo que pasa en la pantalla. Y tú no tienes dinero en tu cuenta de ahorros. No, yo lo gaste todo la semana pasada comprando los 365 pares de zapatos que necesitaba para no tener que repetir un solo par durante el año. Tú me quieres decir que entre los dos no tenemos nada de dinero ahorrado. ¿Cómo pasó esto? Si no hablan del dinero ¿cómo van a saber el verdadero estatus de la situación financiera de la familia?
Somos individuos y somos diferentes, pero tenemos que aprender a usar esas diferencias para el beneficio de la familia, sino el resultado va a ser devastador. Si están casados solo para ciertas cosas, su relación no va a durar mucho. Tienen que dejar el individualismo extremo a un lado. Tienen que aprender a actuar como uno, o sea teniendo un objetivo en común. No pueden decidir qué van a estar casados para tener intimidad, pero al momento de cuidar de los niños el problema es de ella. O me van a decir que el día de hoy cada uno va a llegar a la casa y se va a cocinar su propia comida, se va a lavar su propia ropa, va a arreglar solo las cosas que son suyas en la casa y va a caminar por su lado de la casa.
Ok, es un ejemplo extremo que parece ridículo, pero mucha gente toma esta actitud frente a las finanzas. Lo tuyo es tuyo y lo mío es mío. Aprender a trabajar como uno, teniendo una causa común. Es mucho mejor y más divertido también. Hay muchas cosas que tenemos la capacidad de hacerlas solos, pero es mucho divertido hacerlas con nuestro cónyuge. O me van a decir que cuando se fueron a casar solo estaban pensando en cuan buenas conversaciones iban a tener con su cónyuge durante el resto de su vida. Si este es tu caso te estás perdiendo una parte increíblemente sabrosa del matrimonio y necesitas más ayuda de la que puedo brindar aquí. Pero ya me desvié del tema.
Si trabajas junto con tu cónyuge en administrar no lo tuyo, ni lo de ella; sino los recursos de Dios, que él les permite administrar, entonces sus finanzas van a estar en la perspectiva correcta. Es difícil controlar tus actitudes frente al dinero, quien mejor que tu cónyuge para ayudarte cuando tus actitudes egoístas salgan a la luz.
Por último decidan tener una cuenta en común para administrar el dinero del hogar. La última semana de cada mes, uno de los dos hace el presupuesto y el otro lo verifica. Una vez ambos han visto y aprobado el presupuesto, entonces limitan sus gastos a lo que está escrito. Si ocurre una emergencia y tienen que hacer algún cambio lo hacen juntos. Esto les va a permitir practicar la comunicación con el cónyuge. El beneficio la comunicación en el matrimonio afecta TODAS las áreas de la vida matrimonial, hasta el romance y la pasión son afectados negativamente cuando hay falta de comunicación y muy positivamente cuando hay una buena comunicación.