Comprar algo barato, que nunca vas a usar, no es una ganga.
Todos hemos comprado cosas en oferta, de hecho muchas veces, hemos comprado cosas que no necesitábamos solo porque estaban en oferta. Y muchas veces el resultado de comprar cosas de esta manera es que terminamos con la casa llena de cosas que no necesitamos y no usamos. La ropa es un área donde esto ocurre muy a menudo. Compramos ropa que realmente no compraríamos si estuviera a precio regular, pero como esta en especial, la compramos para luego nunca usarla.
La membrecía en un gimnasio es otra área donde hacemos esto muy a menudo. Estamos unas libritas sobre peso (o unas decenas de libritas, no importa), por esta razón decidimos hacer un cambio en nuestra vida y pensamos que un gimnasio es la solución. Llegamos al gimnasio hablamos con el vendedor, que está consciente de que si sales de su oficina tienes más de 50 % de probabilidades de nunca regresar, este termina ofreciéndote la súper oferta única en la historia de la compañía y terminas comprando una membrecía por $30 al mes. Al otro día hasta te levantas temprano para ir a ejercitarte. Esto lo sigues haciendo por dos o tres días más y luego se te olvida el compromiso de hacer ejercicios y dejas de ir.
Ahora sigues igual de gordo, pero tienes menos dinero. Yo se que todos por lo menos podemos admitir que conocemos a alguien que ha hecho esto (porque admitir que lo hemos hecho nosotros es muy difícil). En fin, compramos algo porque que estaba en oferta, no porque teníamos el compromiso de hacer un cambio en nuestra vida. Una alternativa muy sencilla podría ser comenzar a hacer ejercicios sin invertir dinero (digamos caminando todos los días) y luego de tener la disciplina de ejercitarnos, entonces invertir dinero en un gimnasio.
Esta es solo una de las áreas en las que invertimos dinero comprando cosas que no usamos. El problema se multiplica exponencialmente cuando hacemos lo mismo en otras áreas de nuestra vida simultáneamente. Esos inofensivos $30 al mes, se convierten en cientos de dólares al mes, capaces de destruir cualquier presupuesto.
Para evitar esto decide de antemano en que vas a gastar tu dinero. No dependas de los vendedores para decidir qué vas a comprar. Los vendedores no son malos (ellos también tienen derecho a comer), pero es tu responsabilidad el darle un destino a tu dinero. Ellos van a tratar de sacarte la mayor cantidad de dinero posible, tú tienes que buscar proteger tu dinero. Habla con tu pareja y decidan juntos que no van a gastar más de $50 sin consultar con el otro, orar y esperar 24 horas. Si después de hacer esto todavía entienden que necesitan lo que desean comprar, entonces es muy probable que si lo usen. De esta manera pueden evitar comprar cosas en oferta que no usen.