Cuando lo más o menos bueno toma el lugar de lo excelente
Estamos tan acostumbrados a la mediocridad que cuando vemos algo que no es excelente, pero es más o menos bueno, lo aceptamos como si fuera excelente. Por tanto tiempo hemos recibido la mediocridad que ya ni siquiera esperamos lo bueno. Bajo la excusa de que la perfección no existe, hemos aceptado la mediocridad como la norma.
En Latinoamérica estamos acostumbrados a recibir mal servicio de parte del gobierno y de muchas empresas privadas, eso es lo normal. La corrupción, el mal servicio y la ineficiencia son la orden del día. Por eso al llegar a los Estados Unidos y recibir un servicio mejor nos emocionamos. Pero la realidad es que aunque el servicio en muchas formas es mejor, no en todos los casos es realmente bueno y mucho menos excelente.
Y ese es un gran problema, porque nos estamos acostumbrando a aceptar la mediocridad y a nunca exigir la excelencia. Cuando estamos acostumbrados a lo malo, lo mediocre parece algo mejor. El peligro con la mediocridad es que a veces no lo vemos como malo, como sabemos que podría ser peor, no lo vemos como el problema que realmente es.
Sin buscar hacer de este escrito uno político, creo que es necesario que comencemos a buscar la excelencia en lo que hacemos y en lo esperamos de los demás, incluyendo al gobierno y a las empresas privadas.
Las líneas aéreas en los Estados Unidos han echado el servicio al cliente al suelo de tal manera que ahora celebramos cuando un vuelo no se retrasa mucho, cuando nos dan media botella de agua, cuando solo pierden una de las dos maletas por las que nos cobraron extra, etc. Entre las líneas aéreas domesticas en los Estados Unidos la línea aérea Southwest ha sido una de las mejores líneas aéreas de la nación. Eso debía ser causa de orgullo, pero cuando el estándar de las líneas aéreas es solo una pisca por encima de terrible, la que es mediocre es la menos mala. Se cumple eso de que en tierra de ciegos, el tuerto es rey.
Yo creo que una de las razones por las que no exigimos excelencia es para que otros no vayan a exigir lo mismo de nosotros. Si pido excelencia debo estar dispuesto a darla, no creen. Si antes yo tiraba la basura al piso, no esperaba mi turno, trabajaba una hora y media de las ocho que me pagaban, me quejaba de quienes aceptaban soborno, pero si no me daban un permiso que yo necesitaba hablaba con mi compadre para que me lo consiguiera por debajo de la mesa, etc. Entonces debo cambiar.
Decide vivir una vida extraordinaria, no una vida mediocre. No vivas tu vida como el resto del mundo. Deja de dar excusas y toma responsabilidad. Busca ayudar a otros, las personas más miserables de este mundo son las que viven su vida enfocados solamente en ellos. No malgastes tu vida trabajando en algo que no disfrutas. Decide ayudar a otros a través de tu trabajo. Nunca dejes de aprender, aun si nunca fuiste a la escuela. Rodéate de otras personas que vivan vidas extraordinarias. Decide cambiar al mundo, no es tan difícil como parece, ya que si cambias tu vida todo tu mundo va a cambiar.
(Crédito de la Foto)