Zaqueo era mucho más que un hombre pequeñito (parte 1)
Esta es la primera vez que escribo un blog en partes, pero es que el tema es lo suficientemente importante como para dedicarle esto y más. Entonces no dejes de leer la segunda parte de este blog.
La historia de zaqueo en la Biblia, es una de las historias más usadas para niños. Hasta tenemos canciones muy pegajosas contando la historia, pero yo creo que hay muchas enseñanzas en esta historia que van más allá de las enseñanzas para los niños. Zaqueo, era cobrador de impuestos no como los de ahora, porque él trabajaba para los romanos. Los romanos imponían un impuesto, pero el cobrador de impuestos podía cobrar más de lo que pedían los romanos y quedarse con la diferencia. Por esta razón el cobrador de impuestos llegaba a ser una persona despreciada por su gente, pero muy rica.
El relato empieza con Jesús pasando por la aldea, donde vivía Zaqueo. El escucho que Jesús pasaba cerca y se trepo a un árbol, para poder ver a Jesús ya que él era pequeño de estatura. Jesús lo vio y le dijo: “Zaqueo, baja enseguida. Tengo que quedarme hoy en tu casa”. Como resultado de su experiencia con Jesús, Zaqueo, fue transformado.
Jesús fue a la casa de Zaqueo y mientras estaba allí, Zaqueo se puso en pie y dijo: “Ahora mismo voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes, y si en algo he defraudado a alguien, le devolveré cuatro veces la cantidad que sea”. La respuesta de Jesús, a las palabras de Zaqueo, son impactantes. Jesús dijo: “Hoy a llegado la salvación a esta casa”.
Como dije al empezar, hay miles de enseñanzas que podemos sacar de este relato Bíblico. Yo quiero enfocarme en una de ellas. Muchas veces al escuchar este relato yo pensé, que como Zaqueo tenia tanto dinero había sido fácil para él, dar dinero a los pobres y devolver lo que robo. Pero al examinar la situación con detenimiento, me di cuenta que esto no es así. Cuantas veces no has pensado, si me gano un millón de dólares le voy a comprar un carro a mi tío, una casa a mi mamá, una motora a mi amigo, etc. Claro también hay quien dice: si me gano un millón de dólares no le voy a dar nada a nadie, pero eso es otra historia.
La mayor parte de nosotros pensamos que cuando seamos ricos o cuando tengamos dinero va a ser más fácil compartirlo con otras personas. La pregunta una vez más vuelve a ser ¿Cuánto dinero es suficiente? Si no decidimos contestar esta pregunta conscientemente, inconscientemente la respuesta siempre va a ser, solo un poquito más.
Zaqueo no solamente devolvió todo lo que había robado, lo devolvió cuadruplicado. Pero no quedo ahí, el hizo esto después de dar la mitad de sus bienes a los pobres. Esto tuvo que haber sido extremadamente difícil. Y podemos pensar que como él era rico, fue más fácil para el dar todo ese dinero. Pero la verdad es que el dar nunca es fácil, el dar es un acto de nuestra voluntad y el resultado de la obediencia a Dios.
Zaqueo entendió lo que era importante y lo puso en práctica, por eso él es mucho más que un hombre pequeñito. (Continua en la parte 2 la próxima semana)